lunedì 15 maggio 2017

La Tomatina



Imagínate una fiesta en la que puedes ensuciarte completamente desde la cabeza hasta los pies. Imagínate a miles de personas lanzándose tomates maduros. Una batalla de tomates en medio de una plaza. Parece una película de ciencia ficción; sin embargo, una fiesta así existe. Se celebra cada verano, el último miércoles de agosto, en Buñol, un pueblo de Valencia.

La Tomatina es una de las fiestas más extrañas y divertidas de España. Esta fiesta empezó en 1944, cuando la gente del pueblo, para protestar contra el Ayuntamiento, lanzó tomates a los concejales durante las fiestas locales. Fue tan divertido que decidieron repetirlo cada año.

Durante los años de la dictadura del general Franco el gobierno prohibió esta fiesta porque no era religiosa. Pero a la muerte del dictador, los vecinos empezaron a celebrarla de nuevo, en los años setenta. Aunque la fiesta empezó en contra del Ayuntamiento, hoy en día, es éste quien la organiza; compra casi cincuenta mil kilos de tomates que llegan cargados en varios camiones para que los habitantes de Buñol y los turistas se diviertan.

El día de la tomatina, a las once de la mañana, toda la gente está reunida en la plaza Mayor. Nadie va vestido con ropa buena, sino con la más vieja que tiene, porque después de la batalla hay que tirarla a la basura. En el centro de la plaza se coloca un gran palo untado de grasa y en lo alto del palo, un jamón. Los jóvenes intentan continuamente escalar el palo para llevarse el jamón, pero la grasa se lo impide. Cuando finalmente uno consigue cogerlo, la gente lo vitorea y grita: “¡Tomate, tomate!”. Entonces suena un petardo. ¡Es la señal! ¡La fiesta va a empezar! Los camiones de tomates van a llegar. Hace mucho calor. La multitud está tensa, sudorosa, nerviosa y excitada. La gente desde los balcones lanza cubos de agua a la multitud para ayudarle a soportar el calor. Las puertas de las casas, de los bares, de las tiendas, están cerradas.

Unos minutos después, por una de las calles laterales se acerca despacio un camión cargado de tomates maduros. Los tomates vienen de los pueblos vecinos y no se han cultivado para cocinar, sino para servir de proyectiles. Sobre el camión, varios hombres empiezan a lanzar los tomates contra la gente sin piedad. Los primeros tomatazos son los peores. Todo el mundo anda agachado porque si levantas la cabeza, puedes recibir un tomatazo en la cara. Pronto el suelo está lleno de tomates y entonces empieza la verdadera batalla campal. Todo el mundo lucha por cogerlos y lanzarlos con todas sus fuerzas a los demás. Los tomates son blandos, pero si los lanzas con fuerza hacen daño. Explotan y se machacan contra la gente, contra el suelo, contra las paredes de las casas, contra las ventanas. Una lluvia de tomates te cae encima y no puedes hacer nada para evitarlo. Por el suelo pasa un río de tomate triturado. La plaza se tiñe de rojo, las calles se cubren de salsa de tomate. Es una auténtica locura.

 El delirio dura dos horas. Hacia la una, el cuarto camión se aleja despacio, vacío. Suena otro cohete. Significa que la batalla ha terminado. Nadie puede lanzar ni un solo tomate, si alguien lo hace tendrá que pagar una multa. Cansada y sucia, la gente baja hacia el río, donde el Ayuntamiento ha instalado unas duchas públicas. Todo el mundo está cubierto de salsa de tomate.

Después de una ducha ligera, sin desnudarse, se sube hacia el pueblo, con la ropa mojada adherida al cuerpo y con las semillas del tomate en el pelo. Todos tienen un aspecto horrible. Están exhaustos pero contentos, después de unas horas de diversión y desahogo. En la plaza ya no hay restos del tomate que hace unos minutos bañaba el pueblo. Los camiones municipales de la limpieza lo han lavado todo con mangueras. Todo ha vuelto a la normalidad. Las tiendas, los bares, las casas, están abiertas. Es la hora de comer. No queda ni rastro de esa batalla delirante en la que no hay ni vencedores ni vencidos, ni uniformes ni armas, sólo tomates, nada menos que cincuenta mil kilos de tomates maduros para que unas doce mil personas se diviertan como niños.




1)       ¿Cómo se llama esta divertida fiesta?
2)       ¿Cuándo inició?
3)       ¿En qué período histórico no se celebró?
4)       ¿Quién organiza actualmente esta fiesta?
5)       ¿Cuándo se celebra?
6)       ¿Cómo va la gente vestida?
7)       ¿Dónde se celebra exactamente?
8)       ¿Cuántas horas dura la batalla?
9)       Cuando se oye el cohete que indica el final de la batalla
¿Se puede seguir lanzando tomates? ¿Qué sucede si alguien lo hace?
10)   ¿Quién gana la batalla?
11)   ¿Cuántos camiones llegan cargados de tomate?
12)   ¿Conoces alguna otra fiesta española? ¿Cuál?
13)   ¿Qué fiesta de tu ciudad o de tu país te gusta más y por qué?